el brillo fluorescente de esa estrella es consecuencia de la expulsión de los gases desde el centro. Esa es la rarísima Nebulosa de la Hélice, creada al final de la vida de una estrella. Solo se la puede ver cada 3,000 años.
gorete está a mi lado, mirando el imagen en un planetario. Sus ojos preguntan, pero mismo que sus labios sepan la respuesta no tienen, ahorita, ganas de decirla. Mi espíritu se aleja de mi cuerpo volando plúmbeo y flátulo, pesado y levísimo.
desde aquí, yo veo una miríada de imágenes e imagino sus sonidos, sus olores, sus sensaciones. Gorete, siempre interrogativa y deísta, mira El Ojo de Dios y se siente una venturosa chica elegida por la Providencia; a mi me parece bien que así le sea, a veces tengo ganas de sentir lo mismo que siente Gorete en algunas ocasiones, su creencia amplifica su placer, su deleite; yo, por mi lado, tengo siempre que racionar lo que siento, haciendo con que la cosa sea una mala onda, sin una plenitud!
intento una ves más mirar El Ojo de Dios, aunque no lo consigo, pero si miro los ojos de Gorete es como se contemplase todas las elucubraciones de las teologías; Gorete es una miríada de emanaciones divinas, aun que ella no lo sepa.
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